martes, 27 de marzo de 2012

Síntesis


Una síntesis es,  un escrito donde se denotan las ideas principales de un texto. A diferencia del resumen, ésta presenta las ideas generales del autor. Es lo que se ha entendido de un texto, y estas se escriben en forma de narración.
 En otras palabras, se trata de la versión abreviada de cierto texto que una persona realiza a fin de extraer la información o los contenidos más importantes de un determinado texto.
Una síntesis resulta ser una buena y efectiva forma de facilitar los procesos de aprendizaje. Es una herramienta que le permite a quien lo redacta comprender e interiorizarse en mayor medida en determinado contenido de su interés.
La finalidad de la síntesis es facilitar el recuerdo y recuperación de ideas centrales encontradas en un texto escrito.
Es un buen método también de no perder el tiempo en la lectura de información poco pertinente o que poca relación tiene con el foco de los contenidos que se pretenden investigar o estudiar. Como vemos, una síntesis se basa en las ideas centrales de un texto, sin embargo, la construcción de una de ellas no resulta una tarea sencilla.
Es importante que la síntesis de un texto, a pesar de ser obra de una persona diferente, sea un texto más pequeño que muestre la intención original que el autor del texto madre quiso reflejar, por lo tanto, es importante evitar incluir ideas nuevas o percepciones propias acerca de lo que se está queriendo sintetizar.
Para la realización de una buena síntesis lo recomendado es realizar una lectura completa del texto, y luego, una segunda lectura en la que se subrayan las ideas centrales. Durante el proceso de la relectura es de gran ayuda notar la estructura del texto, el que debiera contener una introducción, un desarrollo y una conclusión. Posteriormente elaborar un esquema, de este modo, resultará más fácil organizar las ideas extraídas y redactar un nuevo texto sin modificar la intención del autor original.

La realización de la síntesis me reubico en un tipo de recurso que con frecuencia les pido a las alumnas realizar, y esto, siempre que se hace refresca las dificultades que se presentan y permite mejorar la orientación que se ofrece a los estudiantes. Es un recurso que me gusta mucho porque además de condensar la información el llevarla a cabo permite un cierto grado de reflexión y sobre todo de desarrollo de juicio crítico al tener que separar la información importante y destacada, de la irrelevante, que es una competencia muy necesaria para las nuevas generaciones que cuentan con tanta información.
Autoevaluación: 9.5


Tabla periódica y su Historia

Desde los comienzos del desarrollo de la Química, los químicos se dieron cuenta, de que ciertos elementos tienen propiedades semejantes.
Triadas Döbereiner: En 1829 el químico alemán Döbereiner realizó el primer intento de establecer un ordenamiento, al notar similitudes entre los elementos cloro, bromo e iodo por un lado y por otro la variación regular de sus propiedades. Una de las propiedades que parecía variar regularmente era el peso atómico, como el concepto de peso atómico aún no tenía significado preciso y Döbereiner no había conseguido aclararlo, sus trabajos fueron desestimados.
Octavas Newlands: Fue en 1864 cuando Newlands estableció la ley de las octavas, ordenando los elementos conocidos por su peso atómico y después de disponerlos en columnas verticales de siete elementos cada una observó que en muchos casos coincidían en las filas horizontales elementos con propiedades similares,  y que presentaban una variación regular. Su fallo principal fue considerar que sus columnas verticales debían tener siempre la misma longitud. Esto provocaba la coincidencia en algunas filas horizontales de elementos totalmente dispares y sus trabajos también fueron desestimados.
Ley Periódica: En 1869 el químico alemán Julius Lothar Meyer y el químico ruso Dimitri Ivanovich Mendeleiev propusieron la primera “Ley Periódica”
Meyer al estudiar los volúmenes atómicos de los elementos y graficarlos frente al peso atómico, observó la aparición de una serie de ondas, cada bajada desde un máximo y subida hasta el siguiente representaba un periodo. Dicho trabajo fue muy meritorio, pero su publicación no tuvo el reconocimiento que merecía, porque un año antes Mendeleiev  publicó su ordenamiento de los elementos y tuvo una importancia definitiva.
Utilizando como criterio la valencia de los elementos, además de su peso atómico, Mendeleiev presentó su trabajo en forma de tabla en la que los periodos se rellenaban de acuerdo con las valencias de los elementos. Este ordenamiento daba lugar a otros grupos de elementos en los que coincidían elementos de propiedades químicas similares y con una variación regular de sus propiedades físicas.
La tabla explicaba las observaciones de Döbereiner, cumplía la ley de las octavas de Newlands en sus primeros períodos y coincidía con lo predicho en el gráfico de Meyer. Observando la existencia de huecos en su tabla, dedujo que debían existir elementos que aún no se habían descubierto, y adelantó las propiedades que debían tener, de acuerdo a la posición que debían ocupar en la tabla
Con el descubrimiento del espectrógrafo, el descubrimiento de nuevos elementos se aceleró y aparecieron los que había predicho Mendeleiev, encajando en su tabla. Incluso la aparición de los gases nobles encontraron un sitio en este nuevo ordenamiento.
La tabla de Mendeleiev fue aceptada universalmente y hoy, se usa una tabla muy similar a la que él elaboró más de un siglo atrás.
Los últimos cambios importantes en la tabla periódica son el resultado de los trabajos de Glenn Seaborg de mediados del siglo XX, quién descubrió los elementos transuránidos y reconfiguró la tabla, colocando la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos.

                                                        

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